sábado, 29 de diciembre de 2012

Capítulo 3


"Breathe in the light"
Harry llegó a casa con muy buenas noticias. Bueno, al menos él llegó muy contento.
-Vale, le has dicho como unas diez palabras y ya. Muy bien, Harry.
-Lo que hecho ha sido darle curiosidad. Y, gracias a ella, nos encontrará por su voluntad y sin que nosotros hayamos que haber intervenido por la fuerza y escuchará con más facilidad lo que tenemos que decirle.
-Harry, estoy cansado ya de esto.
-Pronto acabará, Niall. Pronto acabará.



Llegué a casa y lo primero, cogí el teléfono para llamar a Josh, pero colgué antes de marcar.
No podía avisar a nadie sobre esto.
Necesitaba información sobre ese vampiro. Quién era, cuánto tiempo tenía (es decir, su edad, cuándo tiempo llevaba convertido...) y qué hacía aquí. Esta información tenía que sacarla por mí misma, ya que si informaba sobre él a los demás, le darían caza.
Y yo no quería matarlo. Al menos, no hasta que me dijera lo que quería saber.
Decidí que, de momento, este sería mi secreto.
Confíaba en mis amigos, por supuesto, pero sabía perfectamente que no me dejarían emprender la búsqueda sola y yo esto necesitaba hacerlo por mi cuenta. Bueno, esto y todo.
¿Cómo podía encontrar esa información? Nosotros no llevábamos un registro de vampiros, no hacíamos censos de ellos ni nada por el estilo. Arg, esto iba a ser bastante complicado.
Decidí que tenía que pensar en esto concienzudamente, por lo que me desvestí, me puse el pijama y fui a uno de los lugares donde mejor pensaba. Mi cama.
Pensé, por horas, con infructuosos resultados.
Algo estaba claro. Tendría que buscarlo. Tratar de cazarlo, como hacía con los demás vampiros, pero sin matarlo, a diferencia de estos. Vale, eso haría. Le cazaría. Ahora la pregunta es, ¿cómo? Cuando nos asignan una caza (bien mi abuelo, bien algún cazador superior), nos dan los datos (dónde podemos encontrar al vampiro, los lugares que frecuenta, domicilios, nombre, edad... En resumidas cuentas, todo) dado que ellos han investigado antes, pero, ¿y ahora? Tendría que encontrar otra manera de cazarle, sin recurrir a eso. Pero, ¿cómo si nunca antes lo había hecho así? Él podía haberse ido ya de la ciudad, quizá estuviera ya en otro país, o continente. ¿Quién sabe? Yo no podía saberlo.
Comencé a desesperarme y sabía que, con el cerebro a reborsar de preguntas cuáles respuestas sólo me generaban más preguntas no daría con nada que me ayudara, así que decidí dejar mi mente en blanco por esa noche, dormir y confiar en que, a la mañana siguiente, se me ocurriera algo.
Confíaba en mí misma y me gustaban los retos. Sacaría este adelante.
Y este, era un reto personal.




Comprendía a Niall, claro que le comprendía. Comprendía perfectamente su enfado.
Llevábamos cerca de un año de aquí para allá y él estaba cansado de eso. Quería salir de casa sin la certeza de que esa podría ser la última vez que lo hiciera, pero, ¿acaso no salimos nosotros siempre con ella?
Me paré enfrente de su casa, sorprendido al no detectar a Josh por ninguna parte. Creí que, después de lo de antes, ella le habría alertado sobre lo que pasó y estarían buscándome.
Salté la verja sin ninguna dificultad y accedí al jardín con cautela.
Estaba arriesgando mucho volviendo por aquí.
Miré a ambos lados. Nada.
Si me tenían una trampa preparada, con sumo gusto caería, pero tampoco quería quedar como un novato, cayendo en cualquier tontería, como un hoyo, o algo así.
No había luz en la ventana.
Quizá Selena no estuviera aquí, sino en aquel apartamento, que juraría que pertenecía a Josh, porque sospecharon que vendría aquí a buscarla.
De todas maneras, ya que había venido hasta aquí, tenía que comprobarlo.
Subí al árbol y eché un vistazo al interior de la habitación.
Me sorprendí al ver que ella estaba allí. Y dormía.
Sonreí.
Una de dos, o ella era el cebo para la trampa o no se había visto muy afectada por nuestro anterior encuentro y no me temía. Bueno, antes, en el parque, tampoco lo hizo.
Para ser una trampa parecía demasiado obvio. Además, estaba ella sola en casa.
Entonces no suponía un peligro para mí.
Me senté en una de las ramas, que crujió bajo mi peso pero aguantó, y la observé durante un rato, hasta que empezó a agitarse.
Intrigado, avancé hacia la ventana.
Y, despacio, la abrí.




Caminaba, descalza, por las calles de mi ciudad.
El suelo estaba frío, pero yo seguía caminando.
No había absolutamente nadie por la calle y todas las luces estaban apagadas. Las ventanas de las casas, cerradas a cal y canto. No se oía ni el más mínimo ruido.
Las calles y edificios únicamente estaba iluminados por las estrellas del cielo, totalmente despejado.
Caminaba mientras decía "¿Hola?" intentando dar con alguien que me diera una explicación de por qué me encontraba allí, pero no salía ningún sonido de mi garganta.
Tenía mucho frío, ya que iba en una camiseta de manga corta y unos simples vaqueros. Vaho salía de mi boca cada vez que hacía otro intento por pronunciar palabra.
Seguí caminando.
Quería llegar a mi casa y acabar con esto, pero, por alguna razón, no era capaz de acordarme dónde vivía.
Me estaba empezando a poner nerviosa. Nunca me había gustado el silencio y lo único que se oía eran mis pies deslcanzos sobre la fría acera, aparte de mi respiración agitada.
Y entonces, la oí.
Hubiera preferido continuar escuchando el silencio.
-Selena, Selena...
La voz. Esa maldita voz.
Provenía de unos cuantas metros por detrás de mí.
Me giré, mas no vi nada.
Pero la voz volvió a llamarme más fuerte, por lo que me asusté y eché a correr entre las calles oscuras y muertas.
La voz sonaba cada vez más y más cerca, iba a cogerme... ¿Y dónde estaban esos ojos? ¿Dónde? ¡Necesitaba ayuda!
Grité y me incorporé en la cama, respirando agitadamente.
Al abrir los ojos me sorprendí al descubrir, entre las sombras de mi cuarto, los ojos de mis sueños que esta vez me habían abandonado, seguidos de un rostro y un cuerpo.
El vampiro. Estaba aquí.
Parpadeé, tratando de enfocar mejor y, al abrir los ojos de nuevo, él ya no estaba.
Me giré y encendí la lámpara de la mesilla de noche.
Allí no había nadie más que yo.
Suspiré.
Seguramente había sido parte de mi sueño. Tenía la mente muy alterada.
Una corriente de aire me movió el pelo y miré la ventana.
Si había sido un sueño... ¿Cómo explicaba que la ventana se encontrara abierta? Recuerdo haberla cerrado antes de acostarme.
Pasé mala noche después de esa pesadilla.
No volví a conciliar el sueño, por lo que me duché para quitarme el sudor frío en el que estaba empapada y me preparé un vaso de leche. Cuando me hube duchado, cogí el vaso de leche y el portátil, dejé el vaso en la mesilla, me senté en la cama, puse el ordenador sobre mis rodillas, lo abrí y lo encendí.
Me puse a teclear, buscando si había habido alguna desaparición reciente o alguna muerte que cuadrara con el perfil del vampiro. No tenía por qué ser reciente, pero así iría estrechando más el círculo hasta quizá dar con la respuesta.
Amaneció y no di con nada.
Tendría que seguir insistiendo.
Llegué al Starbucks como siempre y Josh estaba allí para decirme lo bonita que estaba ese día. Obvio, era sarcasmo, ya que tenía una cara de muerta con la que casi no podía.
-Creo que deberías irte a casa.
-Qué no, Josh, que no. Que estoy bien.
-Si lo digo porque asustarás a los clientes, no por otra cosa...
Le golpeé.
-¡Au!
-Quejica...




Corrí un poco la cortina para mirar al exterior.
Uh. Hacía sol. Y bastante, además.
Sabía de unos amigos míos que hoy no podrían salir...
Fui a mi cuarto y cogí el móvil.
Harry me había hecho tirar el vaso con el número de Selena nada más que me acabé de beberlo, pero por suerte, lo había memorizado.
Me subí al sótano, mientras que ellos estaban en el salón.
No quería que Harry me oyera, aunque no sé si había forma de escapar a su oído en aquella casa.
Me tropecé un par de veces con las cajas apiladas que Zayn y Liam habían dejado ahí arriba, pero al final marqué y me senté en una de tantas cajas.




Le había clavado a Josh una pajita en el brazo y ahora él me perseguía con unas pajitas mientras yo corría por detrás del mostrador.
-¿Quién soy?
Me di la vuelta y vi que se había puesto las pajitas como colmillos de vampiro.
-Alguien no muy inteligente, desde luego.
Me empezó a sonar el móvil y él lo cogió.
-Dámelo, Josh.
-Ah, no.
-Ah, sí.
Le pinché con una pajita y me lo dio.
Si en el fondo quería dármelo, yo lo sé y él lo sabe.
-¿Hola?-dije, cogiéndolo.
-Ey.
Me quedé un poco rota.
-¿Te conozco?
-Ah, qué pronto te has olvidado de mí...
-Me suena tu voz, pero... Disculpa, últimamente estoy muy ida.
-¿Ni siquiera sabes cómo conseguí tu número?
-Pues...
-¿A cuantos chicos le das tu número escrito en un vaso?
Y de pronto vi la luz.
-¡Niall!-exclamé.
A Josh se le cayeron los vasos vacíos que llevaba y estos rodaron por el suelo. 
Con un gesto, le indiqué que los recogiera.
-Sí, en efecto. Soy yo. Sé que te dije que te llamaría y, créeme, lo iba a hacer, pero tuve que salir de la ciudad y me fue imposible hasta ahora.
-No importa. Lo que importa es que lo has hecho.
Le oí reírse.
-Vaya, pensé que te enfadarías... Bueno, iré al grano. ¿Querrías quedar conmigo hoy?
-¿Cuándo?
-Ahora, más tarde... Cuando quieras.
-Ahora estoy trabajando, pero mi turno acabará pronto.
Josh estaba haciéndome burla, imitando las caras que ponía al hablar, así que le di un golpe a los vasos de plástico que había recogido del suelo y los había puesto en la mesa, con lo que volvieron a caerse otra vez.
-Puedo ir a buscarte, si quieres. Así me doy una vuelta.
-Perfecto. Aquí estaré, entonces.
-Te veo en un rato.
Después de colgarle, me guardé el móvil en el bolsillo y me agaché a ayudar a Josh a recoger los vasos.
-¡Y tú que decías que no llamaría!
-¿Y por qué no te llamó antes?
-Tuvo que salir de la ciudad.
-¿Y es que allá donde fue no había cobertura?
-¿Y yo qué sé? Si no pudo llamar, no pudo.
-Ya, claro...




Colgué y me levanté de encima de la caja.
Bien, ahora sólo tenía que engañar a los demás para que me dejaran salir.
Si se lo preguntaba directamente no me dejarían (y menos Harry si descubría en la compañía en la que iría) así que tendría que engañarlos de alguna manera, pero, ¿cómo?
Bajé al salón y lo crucé disimuladamente, para que no se vieran mis intenciones.
-¿Adónde vas, Niall?-dijo Liam, sin despegar la vista del libro que estaba leyendo.
-A la cocina. ¿Quieres algo?
Zayn se rió.
Salí del salón y, antes de que pudieran pararme, corrí hacia la puerta y salí al exterior.
-¡Niall! ¿Adónde vas? ¡Vuelve dentro!
Eché a correr y los vi a los cuatro parados en la puerta, mirándome fijamente.
Ventajas de ser "humano". No te derrites al sol.
Corrí por las calles, dejándoles atrás.
No corría porque tuviera prisa, ni porque temiera que me atraparan, sino porque por fin era libre, al menos, por un rato. Hasta que anocheciera y salieran en mi busca, pero hasta entonces...
Corrí y salté.
La gente me miraba raro, pero me daba igual.
Dudaba de si sabrían ellos lo que era estar atrapado entre cuatro paredes durante semanas.
Doblé la calle y vi el Starbucks, asi que me detuve y caminé, normal.
Antes de entrar me giré y miré el cielo.
El sol aún lucía con fuerza, pero tenía poco tiempo de libertad, puesto que los días aún eran cortos. Y además, le estaba haciendo un favor a Harry.
Cuando vinieran a buscarme y me descubrieran con ella, él podría contarle lo que quisiera.



-¿Crees que tardará mucho?
-Ah, no sé, Sel... Quizá viniendo hacia aquí se perdió o le secuestró una bandada de pájaros y se le llevó volando...
-No tiene gracia.
-Pues la mayoría de las veces te hago reír.
-Venga Josh, dime qué te pasa. Si no supiera...Eso, te diría que estás celoso.
-Es sólo que no tengo buenas vibraciones sobre esto.
-¿Sobre esto? ¿Sobre Niall, quieres decir?
-Sí, exacto. Hay algo en él que no me gusta.
-No serán sus ojos, porque son muy bonitos.
Josh suspiró.
-Mira, ahí está.
Giré la cabeza y acto seguido él entró por la puerta.
-¡Ey!-me saludó, con una sonrisa.
Le sonreí.
-Dame un momento y nos vamos.
-Los que quieras.
Me quité la chapa y se la tiré a Josh.
-Ya podemos irnos.
Me despedí de Josh y, cuando fuimos a salir, me sujetó la puerta y él salió tras de mí.
Echamos a andar por las calles.
Las mismas calles que, en mi sueño, estaban oscuras y solas.
-Creí que jamás volvería a verte.
-Jamás es mucho tiempo, ¿no crees?-dijo.
-Pues tienes razón.
Hablamos durante mucho rato y llegamos al parque.
Me contó que era irlandés y que tenía 19 años, aparte de mil anécdotas divertidas y otros cuantos hechos sobre su vida.
-¿Y qué ha atraído a un irlandés a esta ciudad?
-Mi abuela originariamente era de aquí y, bueno, tenía una casa... Y vine aquí, para alejarme un poco de todo.
-Y cuando dijiste que tuviste que salir de la ciudad, fue para ver a tu familia en Irlanda, ¿no?
Él sonrió.
-Sí, eso es.
Me senté en una de las dos sillas de ese columpio colgadas por cadenas con las que te balanceas alante y atrás.
-¿Y qué hay de ti?-preguntó.
Le conté que mis padres murieron al ser yo un bebé, que pasé al cargo de mi abuelo que rara vez estaba en casa, que Josh era mi mejor amigo... Por supuesto, no mencioné nada sobre los cazadores y los vampiros. De haberlo hecho, seguramente él no me hubiera creído.
Durante mi narración, había estado mirando tras mi hombro continuamente y me había fijado mucho en los rostros de la gente que pasaba, buscando al vampiro, pero era una idiota si pensé que lo encontraría tan fácilemente.
Niall se dió cuenta.
-¿Buscas a alguien?
Sonreí.
-Algo así.
-¿Puedo ayudarte en tu búsqueda?
-Pues...
¿Y por qué no? Si él le veía, podría avisarme.
-Sí, sí puedes. Busco a un chico alto, delgado, pálido, de ojos verdes y pelo claro y rizado. No sé el nombre.
Su cara se quedó sin expresión por un momento.
Despues, se recobró y asintió.
-Si le veo, te avisaré.
Seguimos hablando hasta que anocheció.
-Se hace tarde. Será mejor que te acompañe a casa-dijo.
-Como quieras.
No quería que la velara acabara, pero si él lo decía, habría que hacerlo.
Me acompañó hasta la verja de casa.
-¿Volveré a verte?-pregunté, antes de que se fuera.
-Claro. Tenemos que buscar a tu amigo desaparecido, ¿no?
Sonreí.
-Sí.
-Te llamaré pronto. Lo prometo. Adiós, Sel.




Emprendí el camino de vuelta, sabiendo lo que me esperaba. 
Ellos estaban por allí.
Les había visto, espiándonos, mientras hablábamos.
No es que me importara que nos espiaran, por supuesto.
Pero tampoco era agradable que cuatro personas no te perdieran de vista ni un sólo momento y escucharan cada una de las palabras que decías.
Ay, ay, la que Harry me iba a dar...
Y no me equivocaba.
Aparecieron delante mía, de un salto, de repente.
-¡AH DIOS! ¡Qué susto! ¿Cuántas veces os he dicho que no hagáis eso?
Harry se lanzó a por mí, mas Zayn le sujetó.
-Tranquilo, Harry, para.
-¡Yo le mato!
-Pero si no he hecho nada...-dije yo, inocentemente.
-Yo creo que no eres consciente de lo que has hecho-dijo Liam-Primero. Nos has mentido. Segundo. Te has escapado.
-Ah, Liam, ya para de ser mi papá, ¿quieres?
-¡Y tercero te fuiste con Selena!-dijo Harry.
-Hablando de padres...
-No, Niall es que no lo entiendes. A mí no me importaría que te fueras con ella donde te diera la gana en otras circustancias, pero por desgracia, esto no es así. Suéltame, Zayn.
Así lo hizo.
Me miró, intentando aún calmarse.
-Hoy os habéis puesto en peligro los dos. ¡Justamente a las dos personas que va buscando y las dos personas que van juntas, sin vigilancia! ¿No lo entiendes?
-Pero, ¿acaso no es eso lo que pretendemos?-pregunté, sin entender.
-¡No! ¡Así no!
-Pero...
-¡Cállate! No te tendré esto en cuenta porque no se va a volver a repetir, ¿me entiendes? Ya estaré yo pendiente de que eso no vuelva a pasar. Y ahora vamos.
-Eso te crees tú-susurré, mientras metía las manos en los bolsillos y les seguía rumbo, a lo que supuse, mi prisión. O lo que es lo mismo. Casa.



Siento mucho la tardanza, de verdad. Pero es que cada dos por tres últimamente estoy enferma y, bueno... Es complicado. Pero muchas gracias por haber sido tan pacientes y aquí tenéis un nuevo capítulo. ¿Qué? ¿Aún está un poco liosa la cosa? No os preocupéis, las respuestas vienen en los próximos capítulos (:
@Cris_Jbieber

sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 2


"Fearless"
No sabía por qué, pero me encontraba en un amplio bosque, denso y desconocido.
Era de noche, aunque el cielo tenía tonos azules y morados y miles de estrellas adornaban la noche, iluminándola.
Iba en mi pijama, descalza y las ramas y hojas crujían bajo mis pies.
¿Qué sitio era este? ¿Dónde estaba? No lo recordaba.
Jamás había estado aquí.
Me abracé para darme calor, ya que tenía algo de frío.
Avancé unos pasos y entonces le vi.
Era una figura alta y delgada, que me sonaba profundamente. ¿Dónde la había visto antes?
No podía verle el rostro, puesto que, aunque las estrellas iluminaban tenuamente el cielo, la luz no era suficiente para distinguirle los rasgos de la cara.
Pero sí pude fijarme en sus ojos, de un color verde conocido por mí. Después de todo, me visitaban a menudo en sueños.
Y si había unos ojos, debía de haber una persona tras ellos. ¡Eran suyos!
La figura se dio la vuelta y echó a andar.
Extendí la mano y avancé para pedirle que me esperara, cuando sonó una voz.
-Selena, Selena...
Aquella voz no era, por supuesto, la voz de mis sueños, aquella voz a la que estaba acostumbrada.
Era fría y sin vida, y me puso la piel de gallina.
Eché a correr tras la figura que iba por delante de mí, mientras, por detrás, la voz no se callaba y me llamaba, una y otra vez, cada vez más fuerte y de una manera más terrorífica y amenazante.
El bosque entonces empezó a moverse y yo me detuve.
Los árboles pasaban a mi lado a una velocidad majestuosa, mientras que el cielo y sus estrellas estaban serenos, quietos.
¿Qué estaba pasando aquí?
-Selena...
Sin pararme a pensar, corrí y corrí, intentando librarme de esa voz que me seguía y cada vez estaba más cerca, hasta que tropecé y caí al suelo, resbalando entre un montón de hojas caída y ramas.
Levanté la cabeza y me encontré con esos ojos verdes.
Ahí, a mi lado, a escasos centímetros de los míos.
Y, a pesar de la proximidad de estos, me era imposible aún distinguir las facciones de la cara de aquellos ojos.
-Selena...-volvió a llamarme la voz.
-¡No! ¡No!
-¡Selena, por favor! ¡Despierta!
Abrí los ojos y, lo primero que vi, fue a Josh con cara de estar mortalmente asustado.
Pestañeé un par de veces, tratando de volver a la realidad.
¿Qué había pasado? ¿Había sido tan solo un sueño?
-¿Estás bien?-preguntó, visiblemente preocupado.
Me incorporé.
Estaba bañada en un sudor frío y la cabeza me dolía.
-No... No lo sé. ¿Qué ha pasado?
-Gritabas y te movías mucho, así que me asusté y te desperté.
-Tenía una pesadilla.
-¿Quieres contármela?
Así lo hice.
-No me suena bien.
-Ni a mí.
-Tienes mala cara y nuestro turno es en una hora. ¿Quieres que...?
-No, no, Josh. Necesito trabajar, me despejará y me mantendrá ocupada.
-Ya, ya, lo que pasa es que quieres ir por si Niall va otra vez...
-Pillada.
Me duché, me vestí, desayunamos y, una vez listos, fuimos al Starbucks.
Fue un día normal, sin incidentes, ni Nialls.
No cesaba de darles vueltas al sueño.
No bastaba con que unos ojos me miraran y una voz que me cantaba, no, ahora había otra voz en mis sueños que encima me asustaba mortalmente.
El simple recuerdo del sonido de aquella voz me ponía, de nuevo, los pelos de punta.
-Tu querido príncipe azul no ha venido en su caballo blanco a buscarte...
Le hice burla a Josh mientras dejábamos las ridículas chapas con nuestros nombres guardadas en un cajón y nos íbamos.
-Pasamos antes por mi casa, ¿de acuerdo? Necesito coger algo de ropa y cambiarme.
-¿Para?
-No voy a dejarte sola, ya te lo dije.
-Pero Josh, no va a pasarme nada. Estaré bien.
-¿Con ese persiguiéndote y esas pesadillas? Quizá todo sean paranoias mías, pero puede que no y no pienso jugármela. Iré contigo y seré tu sombra.
Puse los ojos en blanco y suspiré.
-Está bien, como quieras.
Me pasó el brazo por los hombros mientras caminábamos por la calle.
-Parece como si no quisieras tenerme cerca.
-Bien sabes que eso no es así. Sólo que s...
-Sabes cuidarte sola. Sí, lo sé.
-Exacto. No me gusta depender de nadie para nada.
-Y no dependes de mí, sólo estoy preocupado.
-Sé sincero, tampoco te apetece estar sólo porque echas de menos a cierta persona, ¿verdad?
Gruñó.
-Josh...
-Sí, vale, es cierto.
-Lo sabía.
-Pero ella volverá, no como Niall.
-¡Serás malo...!-dije, empujándole y riéndome.-Volverá. Tengo una fe ciega en ello.



Les seguía a una distancia bastante grande.
Le había quitado algo de ropa a Zayn, para cambiar de estilo y evitar que me reconocieran o, si lo hacían, al menos con el tiempo justo para huir.
Maldita sea, jamás iba sola.
Josh, o como se llamara, le acompañaba a todas partes, preocupado seguramente por ella y con razón.
No era yo el único que la perseguía.
Salieron del Starbucks cuando empecé a seguirlos y vi como él le pasaba el brazo por los hombros y ella no lo rechazaba.
¿Quizá estuvieran juntos? Igualmente, eso no era importante para lo que tenía que hacer con ella, pero complicaría algo las cosas.
No tuve que esforzarme mucho para agudizar el oído y escuchar de lo que hablaban.
-Bien sabes que eso no es así. Sólo que s...
-Sabes cuidarte sola. Sí, lo sé.
-Exacto. No me gusta depender de nadie para nada.
-Y no dependes de mí, sólo estoy preocupado.
-Sé sincero, tampoco te apetece estar sólo porque echas de menos a cierta persona, ¿verdad?
-Josh...
-Sí, vale, es cierto.
-Lo sabía.
-Pero ella volverá, no como Niall.
-¡Serás malo! Volverá. Tengo una fe ciega en ello.
¡Niall! ¡Hablaba de él! Maldito irlandés y maldita la hora en la que le dije que entrara al Starbucks para buscarla. Maldito fuera todo, maldito yo mismo.
Les seguí hasta unos apartamentos no muy lejanos del centro, pero no les seguí cuando entraron.
Me limité a apoyarme en una farola, a esperar que salieran, sin importarme el tiempo que eso les llevara.
Comenzó a chispear y, minutos después, a llover.
Maldito tiempo, maldito todo, como ya dije.
¿Por qué todo estaba en mi contra?




Subimos a su apartamento, que compartía con sus padres, también cazadores, que, al igual que mi abuelo, pasaban la mayoría del tiempo fuera de casa y lejos de ella y de su hijo.
Estuve viendo la tele, tumbada en el salón, mientras él se duchaba.
Apagué la tele, con gesto aburrido y me levanté del sillón.
Nunca había sido una gran fan de ese cacharro.
Me dirigí hasta las ventanas del salón y aparté la cortina para mirar al exterior.
Estaba oscuro y llovía.
Puse mala cara.
-¡Josh, llueve!
-¡Aquí dentro también!-dijo desde el baño.
Supuse entonces que seguiría en la ducha.
Reí.
Me fijé entonces en una persona que estaba apoyada en una de las farolas de abajo.
Parecía un chico, demasiado joven para ser un hombre, demasiado mayor para ser un niño.
¿Qué haría un chico así bajo la lluvia, apoyado en una farola?
¿Cantar bajo la lluvia, como en esa película antigua?
Reí ante mi ocurrencia.
Entonces, el chico levantó la cabeza y, por un momento, nuestros ojos, a través de la cortina de agua que caía, conectaron.
Pude percibir en ellos un brillo fugaz, una especie de destello, que me permitió conocer el color de estos.
Verdes.
En ese instante, la idea de que conocía esos ojos creció en mi mente con rapidez. Bueno, no era una idea. Era una certeza.
¿No eran esos los ojos de mis sueños?
¿Y ese no era el chico de ayer del árbol, el que me perseguía?
Fui a gritar, para avisar a Josh y que me confirmara mis sospechas, ya que no estaba del todo segura y quizá me estuviera equivocando, cosa muy probable, cuando todo de repente se quedó a oscuras.
Grité, pero no para avisarle, sino del susto.
Miré hacia afuera.
La farola estaba apagada, al igual que las otras y el chico no estaba.
-¡Sel! ¿Estás bien?-dijo Josh, apareciendo con una toalla enroscada a la cintura y champoo sin aclarar en el pelo.
Le iluminé con el móvil.
-Sí, claro. Se ha ido la luz porque hay tormenta.
-¿Tu móvil tiene linterna? Déjamelo para que me acabe de duchar, que si no, no veré.
-Claro, toma.
Se lo di y se dirigió de nuevo al baño, con la promesa de que no tardaría mucho.
Quedándome de nuevo a oscuras en el salón, corrí hacia la ventana y miré fuera, hacia la farola.
Me decepcioné al ver que el chico no estaba.



Estaba totalmente convencido de que ella me había visto y que me había reconocido, también.
¿Me recordaría cuándo me viera? No, lo más probable.
La luz volvió al cabo de unos minutos, pero yo no volví a apoyarme en esa farola por precaución.
Ella se asomó un par de veces más a la ventana, supongo que buscándome, pero no me encontró.
Salieron pasado un rato, los dos bajo el mismo paraguas, lo que podría dar fuerza a mi anterior teoría de que estaban juntos, pero también podría estar equivocándome. Desde luego, equivocándome, me harían un gran favor.
Había tenido la esperanza de que ella volviera sola, pero fui un tonto si pensé eso. Estaba claro que Josh no iba a permitir eso, pero en algún momento tendría que tener un desliz, que aprovecharía con rapidez.
Les seguí, a sabiendas de que no sería esa noche la mía.
Y en efecto, supe que sería así cuando les vi entrar en casa.
Josh no se separaría esa noche de ella y y yo no tendría oportunidad.
Había vuelto a fallar y el tiempo corría en nuestra contra.
Volví con los chicos, a lo que podíamos llamar "casa", si es que yo podía llegar a llamar algún sitio como eso, pensando que no debía esperar más y que, si buscándola yo no obtenía resultados, ella quizá debiera buscarme a mí.



Corría de nuevo, perseguida por la terrible y fría voz que me llamaba, helándome hasta los huesos.
Estaba sola, exceptuando aquella voz, en medio del parque.
Los columpios, aunque no hacía viento, se movían, mezclando su desagradable y espeluznante chirrido con el tono mortífero de la voz que me perseguía.
-¡No! ¡No!-gritaba una y otra vez, tratando de alejarla de mí.
Y de nuevo aquellos ojos acudieron en mi ayuda. De nuevo aparecieron, con su característico color verde y su rostro oculto por las sombras, cuando caí de nuevo al suelo, cansada de tanto correr.
La voz me seguía llamando, pero mientras esos ojos me miraban, no temblé, ni tuve miedo. Al contrario, me sentí protegida y la voz era cada vez más y más lejana... Hasta que me llamó, con un grito, justo en el oído.
Grité y me desperté, para ver a Josh sentado en la esquina de mi cama, mirándome preocupado.
-Otra vez soñando.-adivinó.
Asentí con la cabeza.
-Es esa voz, lo que hace que mis sueños se conviertan en pesadillas. Quiere hacerme daño, lo sé. Tengo un mal presentimiento con respecto a esto.
-¿Y los ojos?
Suspiré, tratando de calmarme, pues aún tenía el miedo metido en el cuerpo y el último grito aterrador de la voz aún vibraba en mis oídos.
-Están de mi parte. Es... Otro presentimiento. Jamás han intentado hacerme daño. Al contrario.
-¿Y no sabes a quién pertenecen cada uno?
Negué con la cabeza fervientemente.
-No. Y me da mucha rabia, porque estoy casi convencida de que los conozco. A ambos. 



-Bueno Harry, pues si no vas tú, iré yo.
-No, Niall, de ninguna manera-dije, negándome.
-¿Pero por qué?
-Porque no.
-Esa no es una razón.
-Porque no quiero.
-Tampoco.
-Bueno, no quiero que lo hagas, ¿de acuerdo? Es peligroso. Ya de por sí lo es para mí y para los demás y no voy a arriesgarte.
-Harry tiene razón, Niall.-dijo Liam, siempre sensato.
Menos mal que le teníamos a él, sino el grupo se hubiera disuelto pronto.
-Puede que la tenga, pero, ¿por qué no vais vosotros, entonces? Es que no lo veo tan díficil. Es una simple humana.
-Como tú-le recordó Zayn.
-Que te calles. Sois cuatro. Vais, la cogéis y la traéis aquí. ¿Qué problema puede haber?
-Pues que no estamos seguros de si es cazadora, como su abuelo. Josh sí lo es, estoy seguro, pero no puedo poner la mano en el fuego por ella.
Miré a Louis.
-Lou, en ningún momento he dicho el nombre del chico. ¿Cómo lo sabes?
-Porque le conozco. O al menos, le conocía. Y a ella también.
-¿Y por qué no me lo has dich...?
-Harry, voy con vosotros, pero no podéis pretender saber todo sobre mí. Todos-dijo, mirándonos a cada uno de nosotros-Tenemos una vida anterior a esta, que hemos tenido que olvidar para abrazar esta. Yo nunca te he preguntando por tu pasado, no me preguntes tú por el mío.
Acto seguido, abandonó el salón y subió las escaleras, rumbo a la planta de arriba.
-¿Ves, Niall?-dijo Zayn-Es más difícil y delicado de lo que piensas.
Los cuatro suspiramos.
-Está bien, se acabó. Lo haré yo. Esta noche. Tengo un plan.-dije.



Jugueteaba con el móvil por el mostrador, esperando a que sonase, atendiendo a los clientes, a sabiendas de que no sonaría o, que si lo hacía, no sería para oír a quién deseaba hacerlo.
-¿Te has parado a pensar si el tal Niall ese no era parte de tus sueños?
Josh, como siempre, había adivinado en qué estaba pensando.
-Claro y, si era sueño, tú también lo soñaste, ¿no?
-Es posible.
-Pues no. No es un sueño.
-Pues entonces empieza a pensar que no está interesado en ti.
Sé que no lo dijo para molestarme, sino para que me diera cuenta de la realidad, pero igualmente me molestó.
-¿Y qué te hace pensar que yo estoy interesada en él, eh?
-¿Interesada en quién? ¿Qué nos hemos perdido?
Josh y yo nos giramos a la vez, al reconocer la voz de Cher y ahí vimos a nuestras dos amigas, de pie y mirándonos expectantes.
-¡Cher! ¡Cami!
-¡Qué no me llames Cami!
Nos saltamos el mostrador, dejando algo locos a los clientes que estábamos atendiendo y las abrazamos a las dos.
Hubo uno incluso, haciéndose el gracioso, que aplaudió, pero se quedó solo haciendo el ridículo y nadie le rió la gracia.
-Pero, ¿cuándo habéis llegado?-preguntó Josh.
-Pues ahora mismo.-dijo Cami.
-Sí, acabamos de llegar y lo primero, queríamos veros, así que hemos venido aquí derechas.
-Tenemos muchas cosas de que hablar-dije yo.
-Y que lo digas.
Miré el reloj.
-Pero a Josh y a mí aún nos queda un rato.
-Sin problemas.-dijo Cher.
-Sí, pedimos algo y os esperamos aquí.
Así lo hicimos y, cuando por fin nuestro turno se acabó, nos fuimos todos a un bar al que solíamos ir siempre cuando estábamos todos juntos en la ciudad.
-Bueno, empezad vosotras-dijo Josh.
-Pues... ¿Por dónde empezar?-dijo Cami.
-No hemos atrapado al vampiro-dijo Cher.
-¿Qué?-dijimos Josh y yo a la vez.
-Es cierto. Escapó y no volvimos a dar con él.
-Por lo que hemos vuelto. Era tontería pulular por ahí si él ya sabía que ibamos en su busca.-dijo Camin.
-Bueno... Por un lado me alegro, porque habéis vuelto antes, pero por otro...-dije.
Les conté lo de mis sueños, y le quitaron importancia.
-Josh, Sel lleva teniendo ese tipo de pesadillas toda la vida. Ahora que tiene más imaginación, sueña otro tipo de cosas.
-¿Qué quieres insinuar, Cami?
-¿Yo? Nada Sel, nada.
Reímos.
Finalmente, consiguieron convencer a Josh de que se estaba poniendo un poco paranoico y sobreprotector con todo esto.
-¿Y qué tal James, Cher?-pregunté.
-¡Pues no lo sé!-dijo, desesperándose-Se fue unos días antes que yo y no ha vuelto, aunque hemos hablado por teléfono. Le echo de menos.
-Yo echo de menos meterme con él. Es muy divertido.
Mi amiga me miró mal, aunque rió.
-Deberías dejar de llevarte mal con todos los chicos, Sel. Más que nada, porque un día necesitarás uno.
-Nooooooo.
-Y para uno con el que se lleva bien, no la llama...
-Eso ha sido un golpe muy bajo, Josh.
-Pero mucho. Terrible.
-Por gracioso, la ronda la pagas tú.-dije.
-Nooooooooooo.
Mis amigas estaban cansadas después de la caza frustrada y el viaje, así que nos fuimos pronto.
-Te acompaño-dijo Josh, muy dispuesto, cuando me dirigía rumbo a mi casa, por el lado contrario por el que ellos se iban.
-¡De eso ni hablar!-dijo Cher, cogiéndole de un brazo.-Tú dejas que Sel sea libre un poco, que no la has dejado en paz desde que nos fuimos y necesita respirar.
-Pero...
-¡Sin peros!-dijo Cami, agarrándole por el otro brazo.
Las dos empezaron a tirar de él y él se dejó arrastrar.
Riendo, me despedí y emprendí la vuelta a casa, pasando por el parque.
Quizá debí haber sugerido habernos ido antes, puesto que se había hecho de noche y me recordaba bastante a mi pesadilla.
Espera, ¿tenía miedo? Sí. Era algo vergonzoso, pero sentía miedo. 
Y bastante, además, porque tenía la extraña sensación de que no estaba sola.
Apreté el paso y agradecí a Dios cuando vi la puerta de salida del parque, con esas rejas suyas tan características que más que la entrada a un parque, parecía que daban la entrada a un cementerio.
Oí un crujido y algo se lanzó contra mí a mucha velocidad, tanta, que lo vi borroso, pero mis muy bien entrenados reflejos reaccionaron y me eché hacia atrás, evitándolo, pero tropecé y caí al suelo de culo.
Desde el suelo, sentada, examiné ese algo que me había atacado y ahogué un grito cuando le reconocí.
-¡Tú!-dije.
Era el chico del árbol, el de la farola.
Se agachó, con los brazos por delante, para cogerme, pero rodé y me incorporé rápidamente.
Le di una patada para alejarlo de mí y me sorprendí cuando le di y pareció que pateé una columna de piedra.
Vampiro.
No podía hacer nada contra él ya que no tenía ni mis armas ni nada y encima estaba completamente sola, pero no iba a morir sin luchar, así que le lancé mis mejores golpes, que evitaba con una rapidez envidiable y con una facilidad más aún.
Aunque le diera, sería inútil, como aquel que pega, iluso, a una pared, pero de ilusiones también se vive.
Le lancé una patada a la cara, pero él me sujetó el pie con ambos manos y lo matuvo sujeto, dejándome en tan incómoda situación.
-¿Me lo devuelves? Es mío.-le pedí.
Él bajó despació los brazos, bajándome lentamente la pierna para no hacerme daño, cosa que me sorprendió y después lo soltó, por lo que pude poner ambos pies en el suelo.
Me hubiera parado a extrañarme más de haberme encontrado con un vampiro obediente sino fuera porque, cuando se quitó el pie de la cara, mis ojos se habían encontrado con los suyos y algo dentro de mí golpeó con fuerza en mi pecho.
¡Esos ojos! ¡Esos ojos verdes! ¡Eran suyos!
¡Al fin les ponía cara! ¡Y era la cara de un vampiro!
¿Y por qué soñaba yo, desde pequeña, con los ojos de un vampiro? ¿Y por qué de este?
Ponerle rostro a los ojos verdes de mis sueños me dejó sin aliento y traté de recuperarlo.
-Tú...Tú...Tus ojos...
Él tomó aire, aunque no sé bien para qué, si no lo necesitaba.
La única viva allí, de momento, si no me mataba, era yo.
-No voy a hacerte daño.
La voz no la reconocí, ya que los ojos nunca antes me habían hablado, pero era lenta y ronca. No era la voz que me perseguía y me alegré por ello.
Parpadeé, incrédula.
-Llevo toda la vida tratando con vampiros como tú y jamás he visto a un pacifista. No esperes que me crea encontrar uno ahora.
-Sólo quiero hablar.
-¿Hablar? ¿Pero vosotros habláis? Creía que únicamente os dedicábais a matar personas. Aunque quizá a ti te guste mantener una conversación con tus presas antes de matarlas, no sé. No voy a quedarme a averiguarlo.
Avancé unos pasos y le bordeé, para pasar a su lado e irme a casa.
-Isn´t she lovely?
Me detuve bruscamente.
No. No podía ser.
Me giré, pero él ya no estaba.
-¿Hola? ¡¿Hola?! ¡¿Dónde estás?! ¡Vuelve, por favor! ¡Hablemos!
Por más que lo llamé, no volvió.
No reconocí antes su voz, pero esas tres palabras, cantadas, me habían abierto los ojos y refrescado la memoria.
Cuando la policía vino a casa, después de que alguien les llamara para decirle que mis padres habían muerto y me encontraron en la cuna, durmiendo, al despertar, yo no paraba de repetir, medio cantando, con la vocecilla de un bebé de unos dos años, esas tres palabras de esa la canción de los Beatles.
Y las cantaba porque alguien me la cantó a mí esa noche, lo sabía porque esa voz no me había abandonado nunca, sólo que se había perdido en algún lugar de mi cabeza.
Y,  al escucharla de nuevo, la había sacado a la luz.
Ese vampiro tenía algo que ver con la muerte de mis padres.
Y me conocía desde pequeña.



¡Ey, hola! ¿Qué tal va eso? ¿Os vais enterando de algo más? JAJAJAJA Tranquilas, que esto es un gran lío, pero se irá desvelando poco a poco. Para las que preguntáis, no, esto no está basado en Crepúsculo, no, jajaja. Vampiros tiene y quizá licántropos, pero no será como Crepúsculo. Que yo sepa, ahí no había cazadores. Bueno, sé que no subí desde hace tiempo, pero ahora he acabado los exámenes y me sobra el tiempo libre, así que subiré más a menudo (;
Besos, Youngers.
@Cris_Jbieber




viernes, 16 de noviembre de 2012

Capítulo 1


"We can´t go nowhere but up"
Esa noche, después de tanto tiempo, había vuelto a soñar con esos ojos.
Esos ojos verdes de los que mi memoria siempre se acordaba, de los que siempre se formaba una imagen en mi cabeza, ojos de los cuáles no sabía a quién pertenecían.
Y esa voz, aquella voz que me cantaba aquella canción.
¿A quién pertenecería?
Y, lo que es más, ¿por qué precisamente hoy había vuelto a tener que soñar con lo mismo? Hacía tiempo que no lo soñaba. Creo recordar que la última vez fue hace cuatro años. Desde entonces, me había visto libre de ese sueño. De esos ojos verdes, que, aunque desconocidos, eran hermosos y la voz, esa voz, que cantaba...
Me sonó el móvil, sacándome de mis pensamientos con respecto al sueño.
Resoplé, lo cogí, ya que estaba a mi lado, en la mesilla de noche y, sin mirar quién era, lo cogí.
-¿Si?-dije, con voz somnolienta.
-¡Vamos! ¿Aún en la cama, me equivoco? ¡Vas a llegar tarde!
Miré el reloj.
Aún tenía cerca de media hora.
-Josh, tiráte por un puente con los pies metidos en un bloque de cemento. Y no te preocupes por nadar hacia arriba, ya saldrás a flote tú solito.
-Eres cruel...
-En este trabajo, hay que serlo.
-¡Pero no conmigo!
-Si dejaras de hacerte la víctima, quizás no tuviera que serlo.
-Olvídame y ven.
-¿Y ahora quién es el cruel?-dije, riendo.-Estaré allí en quince minutos.
Sin darle tiempo a responder, colgué y me levanté de la cama.
Me asomé a la ventana, parpadeando, pugnando por ver algo ya que aún tenía la vista algo nublada y miré el jardín.
Recordé entonces a los dos chicos de ayer y fruncí el ceño.
¿Quiénes podrían ser? Jamás los había visto por aquí y yo conocía a toda la ciudad.
Eso de que no les conociera no era nada bueno y sólo podía significar una cosa.
Problemas.
Me vestí en cero coma, desayuné algo rápido, cogí el skate, me puse los cascos y cerrando la verja de casa tras de mí, me monté sobre él y me dirigí rumbo al trabajo.


Observé cómo descendía la calle, subida sobre el skate.
¿Adónde iría? No llevaba mochila ni nada más aparte del skate.
Se internó en el parque.
-Vamos, Niall.
La seguí.
-No vayas tan rápido, Harry, ¡sabes que yo no puedo!-dijo, cuando me dio alcance.
-No seas quejica, si he ido despacio.
Me miró mal, entrecerrando los ojos.
Le miré a mi vez.
-¿Qué?
-Nada, que ella se escapa.
Giré la cabeza y vi como su pelo ondeaba en una esquina, para perderse en ella.
La perseguí.
-Ay, Dios...-oí que dijo Niall antes de seguirme.
Los dos nos paramos, escondidos tras una calle, para ver como ella...¿Entraba a un Starbucks?
-Querrá tomar algo-sugirió Niall, con su aire inocente de siempre.
-Pues esperaremos a que salga.
-¿Y luego qué? ¿Le vas a saltar así, encima y le vas a decir "Yo soy tu padre" a lo Darth Vader o qué?
-Por última vez, no soy su padre. ¿Cómo os lo digo para que os entre en la cabeza?
Él reía.
-Ya, pero es que a nosotros nos hace mucha gracia. Y es que además, podrías serlo.
-Déjate de eso y olvídate del tema.
-Vale, pero dime, ¿cómo lo vas a hacer?
-No lo sé aún.
-Ah, claro, mi vida depende de esto y no sabes aún como decírselo...
-¿Tienes tú alguna sugerencia? Además, ya te he dicho que no te pasará nada. No lo permitiremos.
-Y me lo dice aquel que no habla con su hija por vergüenza.
-¡Qué no es mi hija!
Él reía, rodando por la pared de la calle.
-Y además, no tengo vergüenza. Si no entro ahí y se lo digo todo es porque quiero hacerlo bien, dado que sino me tachará de loco y entonces podemos despedirnos ya de todo.
-O de ladrón, como ayer.
-Oh, Niall, ya deja de reírte, ¿si?
-Vale, vale. Amargado...
Resoplé.
-A veces se me pasa la cabeza el por qué simplemente no dejamos que te coja. Todo sería más fácil y más sencillo para mí y los demás.
-Porque en el fondo me amas.
-Será eso, sí.
Esta vez, hasta yo reí.
-Esta no sale.-dijo.
-No se llama esta.
-Oh, perdóname, quería decir, "Selena no sale".
-Tienes razón. Pues entra.
-¿Qué? ¿Yo? ¿Estás loco? ¿Qué foco se te ha fundido?
-Yo no puedo entrar porque... Porque me conoce de ayer y podríamos tener un altercado. Entra tú y ya está. No te pasará nada ahí dentro, con ella ahí.
-¿Y una vez dentro qué hago?
-Pide algo, no sé. Sólo búscala.
-¿Y después? ¿Le pido el número?
-¿Qué? ¡No!
Rió mientras cruzaba la calle.
-¡Ya salió en ti la vena del padre protector!
Dicho esto, entró al Starbucks.


Disfruté, como siempre hacía, del trayecto en skate al Starbucks donde trabajaba.
Vale, sé lo que diréis. Menuda aspiración de futuro, ¿no? Bueno, me pagaban y me gustaba estar allí, aunque sabía que no estaría allí toda mi vida.
Tenía dieciocho años y con ese trabajo, ganaba algo de dinero para mis gastos.
Trabajo, lo que se dice trabajo, ya tenía.
Sonreí mientras entraba por la puerta, pensando en esto último.
-¡Sel!-dijo Josh, al verme.-¡Creí que no llegarías!
-¿Eres tonto o qué?-dije, mirando el reloj-Me han sobrado dos minutos.
-Yo también me alegro de verte, ¿eh?
-Perdona, eso siempre, aunque no te lo diga.
Le di un beso en la mejilla, dejé el skate tras el mostrador, me puse la ridícula chapita con mi nombre y me dispuse a atender clientes.
-¿Mucho ajetreo esta mañana?-le pregunté a Josh.
-Qué va, todo era aburrido hasta que viniste tú.
-Qué mono.
Rió.
Mientras atendía a una chica con pinta de "moderna", podríamos calificarla, con su Iphone y su ropa de marca, pensé en que estaba agradecida por tener a alguien como Josh a mi lado, es decir, era como mi hermano. Lo único parecido a una familia que me quedaba, si exceptuamos a mi abuelo.
Mis padres murieron cuando yo era pequeña, creo recordar que tenía dos años, o tres. Todo fue muy extraño. Hallaron a mis padres muertos en el salón y yo dormía tranquilamente en mi cuna. No robaron nada ni nada de eso así que la policía no sabía qué pensar y rápidamente cerraron el caso.
Mis tíos no podían hacerse cargo de mí, ya que siempre estaban viajando y eso y, según dijeron, "esa no era la mejor manera de educar a una niña, constanteméntele trasladándola", así que me quedé con mi abuelo, que tampoco es que estuviera mucho en casa, pero bueno...
Josh fue alguien que conocí más tarde, en el parque.
Él estaba en el tobogán y no dejaba montarse a los demás, ya que decía que era suyo y de sus dominios. Aún un par de años mayor que yo, fui a dialogar pacíficamente con él, pero, al no encontrar remedio por la vía verbal al problema, acabamos a golpes.
Y le gané.
Siempre que nos chinchábamos y le recordaba eso, se medio enfadaba de verdad.
Aún no me explico como una simple niña, delgaducha y poca cosa, pudo con un niño alto y fuerte como era Josh, pero así fue.
Desde ese día, nos hicimos inseparables y más aún cuando, al cumplir once años, aprendimos juntos a montar en skate y empezamos... Otra cosa. Algo que había cambiado mi vida y la suya completamente.
Y la de mis mejores amigas.
-¿Y Cam y Cher? ¿Qué sabes de ellas? Es raro que no se hayan pasado por aquí ya.-preguntó mientras me pasaba el pedido de la niña "moderna".
-Están en busca y captura, ya sabes.
-Oh, ya veo. ¿Aún?
-Sí, ayer hablé con Cher por teléfono y me dijo que aún no habían dado con él, así que... Tienen trabajo para rato.
-Si fuéramos tú y yo, ya lo habríamos cazado. Somos los mejores.
-Menos lobos, Caperucito. Ese ego te pasará factura.
Reímos los dos.
Entró entonces un chico alto y rubio, con unas gafas de sol que se quitó al entrar.
-A ese le atiendo yo-le dije a Josh, el cuál puso los ojos en blanco.
-Claro, cómo no...
Esperé pacientemente a que fuera su turno.
Estuve a punto de echarme a reír por lo absurda que me sentía.
¡Era la primera vez que había deseado que le tocara el turno a un cliente con tanta ansiedad! Me estaba volviendo idiota.
Cuando por fin le tocó, descubrí que tenía unos preciosos ojos azules y le sonreí involuntariamente.
Al hacer el pedido, descubrí que tenía una voz suave.
Me gustó, aunque no era la voz de mis sueños.
Uh, eso ha sonado algo raro.
-¿Me dices tu nombre?-dije, mientras esperaba con el vaso y el boli en la mano.
-Vaya, qué rápido vas, ¿no? Acabamos de conocernos y ya quieres saber mi nombre.
-Bueno, es que lo necesito para ponerlo aquí-dije, señalándole el vaso.
-Te lo digo si me dices el tuyo.
-Puedes leerlo en esta chapa.-dije, señalándole la chapa de mi pecho.
-Oh, vaya, entonces no es un intercambio justo, ¿no crees?
-Yo a estas alturas de la vida, si te soy sincera, ya no sé qué creer.
Aquello le hizo reír y comprobé que su risa era contagiosa, además de natural y me encontré riéndome yo también.
-Eres divertida.
-Bueno, según la chapa, soy Selena, así que...
Volvió a reír.
-¿Nombre, por favor?
-Niall.-dijo, mostrándome una sonrisa.
Garabateé algo en el vaso y le sonreí.
-¿Ves? No era tan difícil, Niall.
-Nadie dijo que lo fuera, Selena.
Sonreí y, cuando le tendí el vaso, con lo que había pedido, lo miró y se extrañó.
-¿Y este número?
-Bueno, te cantaría el Call me maybe, pero quizá ahuyente a la clientela, así que, como supongo que te sabes lo que dice la canción, pues eso.
Rió mientras negaba con la cabeza.
-Sé la canción. No te preocupes, lo haré.
Se llevó la pajita a los labios y, mientras se iba, agitó la mano, despidiéndose.
Le despedí también con la mano y se fue.
Josh se acercó.
-Ahí están, se te han caido-dijo, señalando el suelo.
-¿El qué?-dije, mirando al suelo.
-Las bragas, digo.
-¡Josh! ¡Eres un idiota!-dije, pegándole.
-¡Ay, ay!-dijo, riéndose.


Le vi salir y se acercó a mí con una mano en el bolsillo, la otra sujetando la bebida, con paso relajado.
-¿Y bien?-dije, apremiándole-¿Por qué no sale?
-Difícil que salga, Harry.
-¿Por qué? ¿Le pasa algo? ¿Está bien?
-Trabaja ahí.
-¿Qué?
-Lo que oyes. Es la primera vez que la veo de cerca. Es guapa.
-¡Niall!
-¿Qué? Digo la verdad...
-¿Hablaste con ella?
-Sí, lo hice. Ella me atendió.
-¿Y?
-¡Y lo tengo!-dijo, poniéndome el vaso en la cara.
-¿Le has pedido el...? ¡Te mato!
-¡Eh! Que yo no se lo he pedido. Ella me lo ha dado.
-¿Qué?
-Como lo oyes. ¿Te sienta mal? Bueno Harry, no te preocupes, antes de hacer nada con tu hija pediría permiso, ya sabes, eres mi amigo...
-¡Para! ¡Para ya!-dije, dándome media vuelta.
-¿Adónde vas? ¿No la esperamos?
-No, vámonos.
Emprendimos la vuelta a casa, mientras yo siempre pendiente de cualquier mínimo detalle.
-Harry, no te enfades, si el número es para ti...
-Chst.
-¿La vas a llamar?
-No.
-¿Por qué? Quieres verla, las ves y huyes, quieres hablar con ella, consigo su número y no quieres llamarla... No te entiendo.
-Tampoco te he pedido que me entendieras.



-¿Crees que me llamará, Josh?
-Yo lo haría, ahora ya, no sé como de tonto puede ser el chaval...
Reí.
Aprovechando el descanso para comer, decidí contarle lo del sueño.
-Josh, ¿puedo contarte algo?
Se me quedó mirando.
-Siempre, ya lo sabes.
Suspiré.
-He vuelto a soñar con... Bueno, eso.
-¿Qué? ¿Cuándo?
-Esta noche.
-Pero si hacía tiempo qu...
-Sí, lo sé, lo sé. Pero he vuelto a soñarlo. Y, además, ayer descubrí a dos chicos en mi jardín.
-Bueno, no es raro que los halla en tu jardín. Tienes tu propio rebaño.
-¿Eres tonto?-dije, pegándole.-No, pero estos dos eran diferentes.
-¿Quieres decir que son vampiros?
-No puedo asegurarlo, pero normales no eran.
-¿Y qué harían dos vampiros ayer en tu jardín?
-Discutían, pude oirlo. Pero no sé sobre qué.
-¿Crees que deberíamos informar sobre esto?
-No, hasta que no estemos seguros. No quiero dar lugar a falsas alarmas.
-¿Se lo dirás a tu abuelo?
-No, sino vendría corriendo y, puff... Olvídate.
-Me quedaría más tranquilo si voy contigo o si vienes a casa. No quiero que estés sola.
-Pero si es como mejor estoy y, además, sabes que sé cuidarme sin ayuda de nadie.
-Si no lo haces por ti, al menos hazlo por mí. Me quedaría más tranquilo, de verdad.
-Mm. Vale, pero vienes tú a casa. Si aparecen otra vez, quiero saber quiénes y qué son.
-Me parece bien. ¡Fiesta de pijamas! ¡Yujuuuuuuuuuu!
-¡Anda ya! Si sabes que hace años que no hago una fiesta de esas...
-Pues yo me lo pasaba bien.
Reímos.
Al levantarnos, me puso la mano en el hombro.
-No te preocupes, Sel. Te llamará.
-Pues primero tengo que encontrar el móvil, que no sé dónde lo tengo.
-¡Eres un desastre!
-Sácalo del bolsillo, vamos-dije, tendiéndole la mano abierta.
-Joder, pillado.
Me lo dio.
-Gracias. Y última vez que me quitas el móvil. ¿Qué le ibas a decir a Niall?
-¿Yo? ¿Decirle a ese? Nada.
-Mm.
De camino a casa, subida al skate y hablando con Cami por el móvil, una vez que mi turno acabó y pude huir, atravesé el parque.
-Cami, se os echa de menos, ¿cuándo vais a venir?
Decidirí pararme y me tumbé en el tobogán.
Josh me había hecho prometer que iría a casa directamente sin entretenerme con nada, pero no me apetecía meterme en casa tan pronto.
-¡Qué no me llames Cami te digo!
Reí al escuchar la voz molesta de mi amiga.
-Vale, lo que tú digas, pero dime cuándo vendréis... Cami.
Gruñó, pero la oí reír.
-No lo sé, Sel. Este es escurridizo.
-Habéis cazado vampiros peores.
-Todo es culpa de Cher, que me estorba.
-¿Yo?-oí la voz de mi otra amiga.
-¡Tú!
-¿Y por qué yo?
-¡Porque alguien tenía que tener la culpa!
-¿Y tenía que ser yo, no?
Reí.
Echaba de menos las peleas de mis amigas, y a ellas mismas.
Ser cazadora de vampiros tenía sus ventajas, pero también sus inconvenientes.
Uno de ellos era que tenías que pasar bastante tiempo separado de aquellas personas a las que querías, pero bueno, tenía a Josh.
Camille y Cher, junto a Blanca, eran mis tres mejores amigas. Blanca también faltaba, estaba con James, también de caza.
Max, mi abuelo, es el cazador jefe de nuestra ciudad. Él es que se ocupa de exterminar a los vampiros más peligrosos y de entrenar a los reclutas. Entre adultos y jóvenes, en la ciudad seríamos como unos veinte. No podíamos ser muchos ya que sino podríamos llamar la atención. Éramos los suficientes para proteger la ciudad, aunque a veces, hacíamos falta en otras ciudades, pueblos o lugares, como era el caso de mis dos amigas, que estaban en la ciudad de al lado o el de Blanca y James, que estaban en un pueblo a unas horas de aquí.
Josh y yo, que formábamos equipo, habíamos sido los pringados que se habían tenido que quedar cuidando la ciudad.
Del abuelo poco sabía, me llamaba cuando podía y cada vez estaba en una parte diferente del mundo.
Hablé con mis amigas, a las cuales les conté todo lo ocurrido, desde lo del sueño hasta lo de Niall y, después, me subí al skate y puse rumbo a casa.
Me fijé entonces en una figura, la cuál estaba bajo una farola apagada. Conocía esa farola. La bombilla la rompimos Josh y yo, inocentemente, todo hay que decirlo.
La figura me sonaba.
¿Dónde la había visto antes?



Vamos, no podía ser tan difícil.
Era ahora o nunca.
Avanzaría unos pasos, me presentaría y hablaría con ella.
¿Y si ella intentaba...? ¿Y si la asustaba? ¿Y si no quería escucharme?
Quizá debí haber hecho caso a Niall.
Llamarla hubiera sido la mejor opción, no asaltarla en medio de la calle.
-¿Hola?-dijo ella, entonces, mirando hacia donde estaba.
Fui a dar un paso hacia delante, pero oí algo y, rápidamente, me escondí.
Ella giró la cabeza.
-¡Selena! ¿No te dije que fueras directamente a casa?
-¿Desde cuando te hago caso, eh? ¿Quieres pelea?-dijo, poniendo los puños en alto.
-Alto antes de que nos hagamos daño los dos.-dijo el chico, sonriendo.-¿Qué haces aquí?
-Vi algo, justo allí-dijo, señalando hacia donde, hasta hace un momento, había estado yo.
El chico suspiró.
-Ves algo y lo único que se te ocurre es detenerte y mirarlo. Estás loca, Sel. Es peligroso.
-Lo siento.
Se agachó y cogió el skate.
-Vámonos, Josh.
Les miré hasta que se marcharon.
Había perdido una oportunidad brillante.
Y, desde luego, con ese chico con ella, no tenía ninguna posibilidad de acercarme.



Llegamos a casa y, lo primero, cenamos algo.
Le estuve contando la conversación que tuve con las chicas y él me contó que había estado hablando con James y que, tanto él como Blanca estaba bien y que vendrían en un par de días, a lo sumo.
-Me muero por algo de acción-dijo, tumbado en mi cama, mientras yo me preparaba la ropa para mañana.
-¿Si? Yo también.
-Aquí toda la acción se la llevan los demás y para nosotros nada.
-Es por mi abuelo, ya lo sabes. No sé qué le ha dado últimamente por mantenernos alejados de la caza.
-Da igual, no conseguirá apartarnos, haga lo que haga. La caza es mi vida.
-Y la mía.
Hablamos un rato más y me senté en la ventana, mirando el móvil.
-Josh, Niall no me llama.
-Definitivamente, el chico es tonto.
Reí.
Miré entonces el árbol y noté algo raro.
Enfoqué con la aplicación linterna del móvil y casi grité al ver un chico, que me miró con sorpresa.
-¡Ah!
Al final grité.
Josh se levantó corriendo.
-¿Qué pasa?
-¡Es él! ¡El de ayer!
Le reconocí como uno de los que ayer estuvieron en el jardín.
Josh salió por la ventana, pero el chico ya había llegado al suelo y echó a correr.
Josh saltó al suelo y echó a perseguirle.
Yo no me quedé atrás, salté tras ellos y corrí como alma que lleva el diablo... En pijama.
Sin embargo, me encontré con Josh a la entrada del parque.
-¿Dónde está?
Él se encogió de hombros.
Me cogió del brazo y tiró de mí hacia casa.
-Tenías razón. Es un vampiro. Y va detrás de ti por alguna razón. 
-¿Cómo lo sabes?
Se detuvo y me miró a los ojos.
-Los conoces, al igual que yo. Pueden fallar una vez y raramente una segunda. A la tercera, jamás. La próxima vez, si no estamos pendientes, te cogerá.


El tal Josh era rápido y había estado apunto de cogerme.
¿Cómo demonios me había visto ella?
Después de todo, ya sí que era totalmente oficial que, al verme, se asustaría.
Y desde luego, no habría ninguna posibilidad de que quisiera hablar conmigo.
Sabían lo que era. Sabían lo que quería.
Pues, si no podía conseguirlo por las buenas, tal y como había intentando hasta ahora, tendrías que hacerlo por las malas.


¡Hola, gente! Bueno, pues aquí estoy con el primer capítulo de esta novela. Sé que todavía las cosas son algo confusas, pero esto es sólo el principio y las cosas se irán aclarando poco a poco y os gustará, lo sé. Porque además os gusta todo lo que escribo. Me amáis, lo sé *Harry Styles ego mode on* Bueno, lo que digo siempre. Muchísimas gracias por leer y espero que este capítulo (y la novela, en general) os guste (y estoy segura de que os gustará toda ella).
@Cris_Jbieber


sábado, 10 de noviembre de 2012

Introducción


Era una noche oscura y las calles estaban vacías.
Nada fuera de lo común, en esta época del año.
Bueno, espera... ¿En cuándo demonios estábamos? ¿No era primavera? Hacía mucho tiempo que algo tan poco relevante como las estaciones del año habían dejado de importarme.
Desde que tuve que dejarla.
Mis pisadas eran lo único que se oía, quitando el sonido de algún coche que pasaba lejano.
Vaya, cómo había cambiado todo.
Allí donde antes había una panadería ahora se encontraba una peluquería.
Recordaba cuántas veces ella había ido a esa panadería.
La de veces que la había visto entrar y salir de allí.
Sonreí sin querer mientras miraba al suelo.
Arg, había pasado demasiado tiempo por culpa de ese viejo... Si no hubiera sido por él, no me hubiera tenido que ir y, por tanto, no habría tenido que dejarla. ¿Cómo sería ahora? ¿Habría cambiado mucho? ¿La reconocería?
Atravesé, con algo más de prisa, el parque previo antes de llegar a su casa.
¿Cuántas veces la había visto jugar en aquellos columpios? ¿Y cuántas otras había visto cómo practicaba con el skate?
Salí del parque y acabé en una calle harto conocida por mí.
¡Al menos esto no había cambiado!
1...3...5...
Fui mirando el número de las casas con aire distraído, ya que sabía perfectamente dónde estaba el número que buscaba.
17.
Me paré ante la verja de la casa y la observé.
Un pequeño jardín se extendía ante mí.
Había un tiempo en que había estado repleto de juguetes de niña, después, con el tiempo, hubo una pequeña casita de juguete, que fue sustituida más tarde por una cama elástica y después fue el sitio de prácticas de ella con el skate, hasta que se le quedó pequeño y comenzó a usar el parque para practicar con más espacio.
Miré la casa, la cuál estaba igual que cuando me fui.
Saltando la verja sin esfuerzo, rodeé la casa hasta llegar a la parte de atrás, donde había otro  jardín, algo más grande que el de alante pero tampoco distaba mucho de ese, donde había un árbol, el cuál el viejo había cuidado desde siempre con esmero, una mesa de pin pon y un banco.
¡La de veces que ella se había sentando a leer en aquel banco!
Me dirigía hacia él y me senté.
Cerré los ojos un momento, permitiéndome un minuto y, cuando los abrí, me sorprendí al ver que la ventana de su cuarto (o al menos el que había sido su cuarto mientras estuve aquí) estaba iluminada.
Pude ver parte de su armario y algo de su pared, a rebosar de pósters y fotos.
Sonreí mientras negué con la cabeza.
Eso tampoco había cambiado.
Entonces, ella apareció.
Me eché hacia delante al verla.
¿En verdad era ella? Tenía que serlo, nadie más salvo ella vivía en esa casa y no se habían cambiado de residencia.
La vi sólo un instante, porque abrió la puerta del armario, lo que me impedía verla.
Chasqueé la lengua y miré hacia el árbol.
Sin problemas y en apenas en unos segundos, ya me encontraba sobre él, astutamente escondido entre sus ramas, por si a ella se le ocurría mirar hacia fuera y me descubría.
Miré de nuevo hacia la ventana con curiosidad y escuché música, un detalle en el que no caí antes.
No reconocí en aquel instante la canción.
Ella sacaba algo de ropa del armario y se la ponía por encima.
Sonreí de nuevo.
Eso lo había hecho siempre, hasta de pequeña.
Eligió la ropa finalmente, la dejó a un lado, no pude ver dónde, cerró el armario y se puso a bailar descontroladamente por toda la habitación.
¿Cuántas veces habría visto yo sus actuaciones privadas sin ella saberlo? Y, de nuevo, después de tanto tiempo, estaba viendo otra.
No estaba muy cambiada.
Llevaba el pelo mucho más largo, había crecido unos cuántos centímetros, pero por lo demás, seguía igual que antes.
¿Qué habría sido de ella durante los...? ¿Cuánto tiempo ha sido? Cuatro años. ¿Durante los cuatros años de mi ausencia? ¿Seguiría siendo la niña buena e inocente que dejé o habría cambiado? ¿Seguiría estudiando? ¿Cuántos años tendría ya?
Alguien me puso la mano en el hombro y a punto estuve de caerme del árbol.
Me giré y vi a Zayn.
Le gruñí.
-Pero tío, ¿tú eres tonto o eres tonto? ¿Y si ella nos llega a ver, qué?
Él sonrió.
-Lo segundo. Harry, llevamos haciendo esto desde que es una cría y nunca nos ha visto.
Volví a gruñirle.
-Me da igual. Antes era más pequeña. Ahora quién sabe lo que sabrá.
Él rió.
-Temes que ya no sea la de antes, ¿eh?
Le gruñí de nuevo a modo de respuesta.
-¿Qué quieres?-le dije, mirando de nuevo hacia la ventana.
Ella seguía bailando, aunque ahora de una manera más relajada, ya que tenía el teléfono en la oreja.
-Oh, nada...
-Algo tienes que querer.
-Vale. Quería decirte que ya hemos habilitado la casa.
-¿Ha supuesto muchos problemas?
-No, sólo hemos tenido que matar media doce de arañas más grandes que mi mano, pero por lo demás... He dejado a Louis y a Liam al cargo. Cuando volvamos, supongo que ya estará todo limpio e impecable, conociendo a esos dos...
-¿Y Niall? ¿Le habéis dejado solo?
Zayn me miró mal.
-¿Por quién nos tomas? Por supuesto que no. Está ahí.
Señaló entonces a la casa de enfrente y le vi ahí, sentado en la puerta de la entrada de esta.
-¿Qué? ¿Lo has traído contigo? ¿Estás loco o qué mierdas pasa contigo?
-Eh, Harry, el pobre quería salir un poco... Vive encerrado.
-Es por su bien-dije, volviendo la vista a la ventana y cerrando ese tema.
En ese momento, ella miró hacia donde nosotros estábamos.
-¡Qué nos ve!-dije, tirando de Zayn para esconderlo, con tan mala suerte que él se movió y nos acabamos cayendo los dos del árbol.
Nos levantamos de un salto.
-Harry, tío, pierdes facultades...
-¡Pero si has sido tú!
-¡¿Quienes sois vosotros?!
Levantamos la cabeza y la vimos con medio cuerpo asomado por la ventana.
Zayn abrió la boca para contestar, pero le empujé y echamos a correr.
Con algo de suerte, ella no nos seguiría y así fue.
Paramos un par de calles más allá y Niall vino andando relajadamente, con las manos en los bolsillos.
-¡Te dije que nos vería!-dije, empujando a Zayn.-Ahora no podré volver por ahí...
-Si mi culpa no ha sido.-dijo.
-No, mía entonces...
Echamos a andar de vuelta a casa.
-No estés triste, Harry...-dijo Niall, dándome unos golpecitos en la espalda.
Suspiré.
-Me ha mirado como si fuera un ladrón... Y es duro, porque es como si yo la hubiera criado y ahora no podré volver a verla... Porque me tomará por uno.
-Eres un padre frustado, Harry.
-¿Y de quién es la culpa?-dije, mirando mal a Zayn.
-Mía no, ya te lo dije.
-Te mato, te lo juro. Llevaba cuatro años esperando esta noche y...
No acabé la frase.
-Harry, tienes que volver a verla. Recuerda que tienes que hacerlo por mí.
Miré a Niall.
-Tienes razón, me había olvidado.
Me sonrió.
-Todo irá mejor cuando ella lo sepa. Ya lo verás.
Caminando en medio de la noche por las calles de la ciudad que abandoné hacia cuatro años por cuestión de vida o muerte junto a dos de mis mejores amigos no podía hacerme una idea de lo que se nos avecinaba encima.
Quizá hubiera sido mejor no regresar jamás, aunque eso hubiera significado no haberla vuelto a ver en la vida.