sábado, 10 de noviembre de 2012

Introducción


Era una noche oscura y las calles estaban vacías.
Nada fuera de lo común, en esta época del año.
Bueno, espera... ¿En cuándo demonios estábamos? ¿No era primavera? Hacía mucho tiempo que algo tan poco relevante como las estaciones del año habían dejado de importarme.
Desde que tuve que dejarla.
Mis pisadas eran lo único que se oía, quitando el sonido de algún coche que pasaba lejano.
Vaya, cómo había cambiado todo.
Allí donde antes había una panadería ahora se encontraba una peluquería.
Recordaba cuántas veces ella había ido a esa panadería.
La de veces que la había visto entrar y salir de allí.
Sonreí sin querer mientras miraba al suelo.
Arg, había pasado demasiado tiempo por culpa de ese viejo... Si no hubiera sido por él, no me hubiera tenido que ir y, por tanto, no habría tenido que dejarla. ¿Cómo sería ahora? ¿Habría cambiado mucho? ¿La reconocería?
Atravesé, con algo más de prisa, el parque previo antes de llegar a su casa.
¿Cuántas veces la había visto jugar en aquellos columpios? ¿Y cuántas otras había visto cómo practicaba con el skate?
Salí del parque y acabé en una calle harto conocida por mí.
¡Al menos esto no había cambiado!
1...3...5...
Fui mirando el número de las casas con aire distraído, ya que sabía perfectamente dónde estaba el número que buscaba.
17.
Me paré ante la verja de la casa y la observé.
Un pequeño jardín se extendía ante mí.
Había un tiempo en que había estado repleto de juguetes de niña, después, con el tiempo, hubo una pequeña casita de juguete, que fue sustituida más tarde por una cama elástica y después fue el sitio de prácticas de ella con el skate, hasta que se le quedó pequeño y comenzó a usar el parque para practicar con más espacio.
Miré la casa, la cuál estaba igual que cuando me fui.
Saltando la verja sin esfuerzo, rodeé la casa hasta llegar a la parte de atrás, donde había otro  jardín, algo más grande que el de alante pero tampoco distaba mucho de ese, donde había un árbol, el cuál el viejo había cuidado desde siempre con esmero, una mesa de pin pon y un banco.
¡La de veces que ella se había sentando a leer en aquel banco!
Me dirigía hacia él y me senté.
Cerré los ojos un momento, permitiéndome un minuto y, cuando los abrí, me sorprendí al ver que la ventana de su cuarto (o al menos el que había sido su cuarto mientras estuve aquí) estaba iluminada.
Pude ver parte de su armario y algo de su pared, a rebosar de pósters y fotos.
Sonreí mientras negué con la cabeza.
Eso tampoco había cambiado.
Entonces, ella apareció.
Me eché hacia delante al verla.
¿En verdad era ella? Tenía que serlo, nadie más salvo ella vivía en esa casa y no se habían cambiado de residencia.
La vi sólo un instante, porque abrió la puerta del armario, lo que me impedía verla.
Chasqueé la lengua y miré hacia el árbol.
Sin problemas y en apenas en unos segundos, ya me encontraba sobre él, astutamente escondido entre sus ramas, por si a ella se le ocurría mirar hacia fuera y me descubría.
Miré de nuevo hacia la ventana con curiosidad y escuché música, un detalle en el que no caí antes.
No reconocí en aquel instante la canción.
Ella sacaba algo de ropa del armario y se la ponía por encima.
Sonreí de nuevo.
Eso lo había hecho siempre, hasta de pequeña.
Eligió la ropa finalmente, la dejó a un lado, no pude ver dónde, cerró el armario y se puso a bailar descontroladamente por toda la habitación.
¿Cuántas veces habría visto yo sus actuaciones privadas sin ella saberlo? Y, de nuevo, después de tanto tiempo, estaba viendo otra.
No estaba muy cambiada.
Llevaba el pelo mucho más largo, había crecido unos cuántos centímetros, pero por lo demás, seguía igual que antes.
¿Qué habría sido de ella durante los...? ¿Cuánto tiempo ha sido? Cuatro años. ¿Durante los cuatros años de mi ausencia? ¿Seguiría siendo la niña buena e inocente que dejé o habría cambiado? ¿Seguiría estudiando? ¿Cuántos años tendría ya?
Alguien me puso la mano en el hombro y a punto estuve de caerme del árbol.
Me giré y vi a Zayn.
Le gruñí.
-Pero tío, ¿tú eres tonto o eres tonto? ¿Y si ella nos llega a ver, qué?
Él sonrió.
-Lo segundo. Harry, llevamos haciendo esto desde que es una cría y nunca nos ha visto.
Volví a gruñirle.
-Me da igual. Antes era más pequeña. Ahora quién sabe lo que sabrá.
Él rió.
-Temes que ya no sea la de antes, ¿eh?
Le gruñí de nuevo a modo de respuesta.
-¿Qué quieres?-le dije, mirando de nuevo hacia la ventana.
Ella seguía bailando, aunque ahora de una manera más relajada, ya que tenía el teléfono en la oreja.
-Oh, nada...
-Algo tienes que querer.
-Vale. Quería decirte que ya hemos habilitado la casa.
-¿Ha supuesto muchos problemas?
-No, sólo hemos tenido que matar media doce de arañas más grandes que mi mano, pero por lo demás... He dejado a Louis y a Liam al cargo. Cuando volvamos, supongo que ya estará todo limpio e impecable, conociendo a esos dos...
-¿Y Niall? ¿Le habéis dejado solo?
Zayn me miró mal.
-¿Por quién nos tomas? Por supuesto que no. Está ahí.
Señaló entonces a la casa de enfrente y le vi ahí, sentado en la puerta de la entrada de esta.
-¿Qué? ¿Lo has traído contigo? ¿Estás loco o qué mierdas pasa contigo?
-Eh, Harry, el pobre quería salir un poco... Vive encerrado.
-Es por su bien-dije, volviendo la vista a la ventana y cerrando ese tema.
En ese momento, ella miró hacia donde nosotros estábamos.
-¡Qué nos ve!-dije, tirando de Zayn para esconderlo, con tan mala suerte que él se movió y nos acabamos cayendo los dos del árbol.
Nos levantamos de un salto.
-Harry, tío, pierdes facultades...
-¡Pero si has sido tú!
-¡¿Quienes sois vosotros?!
Levantamos la cabeza y la vimos con medio cuerpo asomado por la ventana.
Zayn abrió la boca para contestar, pero le empujé y echamos a correr.
Con algo de suerte, ella no nos seguiría y así fue.
Paramos un par de calles más allá y Niall vino andando relajadamente, con las manos en los bolsillos.
-¡Te dije que nos vería!-dije, empujando a Zayn.-Ahora no podré volver por ahí...
-Si mi culpa no ha sido.-dijo.
-No, mía entonces...
Echamos a andar de vuelta a casa.
-No estés triste, Harry...-dijo Niall, dándome unos golpecitos en la espalda.
Suspiré.
-Me ha mirado como si fuera un ladrón... Y es duro, porque es como si yo la hubiera criado y ahora no podré volver a verla... Porque me tomará por uno.
-Eres un padre frustado, Harry.
-¿Y de quién es la culpa?-dije, mirando mal a Zayn.
-Mía no, ya te lo dije.
-Te mato, te lo juro. Llevaba cuatro años esperando esta noche y...
No acabé la frase.
-Harry, tienes que volver a verla. Recuerda que tienes que hacerlo por mí.
Miré a Niall.
-Tienes razón, me había olvidado.
Me sonrió.
-Todo irá mejor cuando ella lo sepa. Ya lo verás.
Caminando en medio de la noche por las calles de la ciudad que abandoné hacia cuatro años por cuestión de vida o muerte junto a dos de mis mejores amigos no podía hacerme una idea de lo que se nos avecinaba encima.
Quizá hubiera sido mejor no regresar jamás, aunque eso hubiera significado no haberla vuelto a ver en la vida.

2 comentarios:

  1. Bueno pues aqui aparezco yo, dejando el primer comentario weeeee! :D que ilu (?) Bueno que me voy por las ramas...
    La introduccion mu' bonita :) En serio me emcanta.
    Me has dejao con muchas ganas, jo
    Asique ya sabes, siguela pronto aunque sea por mi (?) LOL jajajaja
    Bueno que me gusta mucho y blablabla que me enrollo como una persiana *sonido de persiana enrollandose*
    Besoooos y siguela (L)

    ResponderEliminar
  2. Criiiiiiiiiiiiiiiis:D Que te he perseguido hasta encontrarla(?) Okno, que menos mal que la he encontrado, ehh, que anda que aviisas!7.7
    Buuuuuueno, que eesta muuuu booniiita asii que ya estas subiendo el siguiente, sí? Pues eso, besoos y espero impaciente!(L)

    ResponderEliminar