sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 2


"Fearless"
No sabía por qué, pero me encontraba en un amplio bosque, denso y desconocido.
Era de noche, aunque el cielo tenía tonos azules y morados y miles de estrellas adornaban la noche, iluminándola.
Iba en mi pijama, descalza y las ramas y hojas crujían bajo mis pies.
¿Qué sitio era este? ¿Dónde estaba? No lo recordaba.
Jamás había estado aquí.
Me abracé para darme calor, ya que tenía algo de frío.
Avancé unos pasos y entonces le vi.
Era una figura alta y delgada, que me sonaba profundamente. ¿Dónde la había visto antes?
No podía verle el rostro, puesto que, aunque las estrellas iluminaban tenuamente el cielo, la luz no era suficiente para distinguirle los rasgos de la cara.
Pero sí pude fijarme en sus ojos, de un color verde conocido por mí. Después de todo, me visitaban a menudo en sueños.
Y si había unos ojos, debía de haber una persona tras ellos. ¡Eran suyos!
La figura se dio la vuelta y echó a andar.
Extendí la mano y avancé para pedirle que me esperara, cuando sonó una voz.
-Selena, Selena...
Aquella voz no era, por supuesto, la voz de mis sueños, aquella voz a la que estaba acostumbrada.
Era fría y sin vida, y me puso la piel de gallina.
Eché a correr tras la figura que iba por delante de mí, mientras, por detrás, la voz no se callaba y me llamaba, una y otra vez, cada vez más fuerte y de una manera más terrorífica y amenazante.
El bosque entonces empezó a moverse y yo me detuve.
Los árboles pasaban a mi lado a una velocidad majestuosa, mientras que el cielo y sus estrellas estaban serenos, quietos.
¿Qué estaba pasando aquí?
-Selena...
Sin pararme a pensar, corrí y corrí, intentando librarme de esa voz que me seguía y cada vez estaba más cerca, hasta que tropecé y caí al suelo, resbalando entre un montón de hojas caída y ramas.
Levanté la cabeza y me encontré con esos ojos verdes.
Ahí, a mi lado, a escasos centímetros de los míos.
Y, a pesar de la proximidad de estos, me era imposible aún distinguir las facciones de la cara de aquellos ojos.
-Selena...-volvió a llamarme la voz.
-¡No! ¡No!
-¡Selena, por favor! ¡Despierta!
Abrí los ojos y, lo primero que vi, fue a Josh con cara de estar mortalmente asustado.
Pestañeé un par de veces, tratando de volver a la realidad.
¿Qué había pasado? ¿Había sido tan solo un sueño?
-¿Estás bien?-preguntó, visiblemente preocupado.
Me incorporé.
Estaba bañada en un sudor frío y la cabeza me dolía.
-No... No lo sé. ¿Qué ha pasado?
-Gritabas y te movías mucho, así que me asusté y te desperté.
-Tenía una pesadilla.
-¿Quieres contármela?
Así lo hice.
-No me suena bien.
-Ni a mí.
-Tienes mala cara y nuestro turno es en una hora. ¿Quieres que...?
-No, no, Josh. Necesito trabajar, me despejará y me mantendrá ocupada.
-Ya, ya, lo que pasa es que quieres ir por si Niall va otra vez...
-Pillada.
Me duché, me vestí, desayunamos y, una vez listos, fuimos al Starbucks.
Fue un día normal, sin incidentes, ni Nialls.
No cesaba de darles vueltas al sueño.
No bastaba con que unos ojos me miraran y una voz que me cantaba, no, ahora había otra voz en mis sueños que encima me asustaba mortalmente.
El simple recuerdo del sonido de aquella voz me ponía, de nuevo, los pelos de punta.
-Tu querido príncipe azul no ha venido en su caballo blanco a buscarte...
Le hice burla a Josh mientras dejábamos las ridículas chapas con nuestros nombres guardadas en un cajón y nos íbamos.
-Pasamos antes por mi casa, ¿de acuerdo? Necesito coger algo de ropa y cambiarme.
-¿Para?
-No voy a dejarte sola, ya te lo dije.
-Pero Josh, no va a pasarme nada. Estaré bien.
-¿Con ese persiguiéndote y esas pesadillas? Quizá todo sean paranoias mías, pero puede que no y no pienso jugármela. Iré contigo y seré tu sombra.
Puse los ojos en blanco y suspiré.
-Está bien, como quieras.
Me pasó el brazo por los hombros mientras caminábamos por la calle.
-Parece como si no quisieras tenerme cerca.
-Bien sabes que eso no es así. Sólo que s...
-Sabes cuidarte sola. Sí, lo sé.
-Exacto. No me gusta depender de nadie para nada.
-Y no dependes de mí, sólo estoy preocupado.
-Sé sincero, tampoco te apetece estar sólo porque echas de menos a cierta persona, ¿verdad?
Gruñó.
-Josh...
-Sí, vale, es cierto.
-Lo sabía.
-Pero ella volverá, no como Niall.
-¡Serás malo...!-dije, empujándole y riéndome.-Volverá. Tengo una fe ciega en ello.



Les seguía a una distancia bastante grande.
Le había quitado algo de ropa a Zayn, para cambiar de estilo y evitar que me reconocieran o, si lo hacían, al menos con el tiempo justo para huir.
Maldita sea, jamás iba sola.
Josh, o como se llamara, le acompañaba a todas partes, preocupado seguramente por ella y con razón.
No era yo el único que la perseguía.
Salieron del Starbucks cuando empecé a seguirlos y vi como él le pasaba el brazo por los hombros y ella no lo rechazaba.
¿Quizá estuvieran juntos? Igualmente, eso no era importante para lo que tenía que hacer con ella, pero complicaría algo las cosas.
No tuve que esforzarme mucho para agudizar el oído y escuchar de lo que hablaban.
-Bien sabes que eso no es así. Sólo que s...
-Sabes cuidarte sola. Sí, lo sé.
-Exacto. No me gusta depender de nadie para nada.
-Y no dependes de mí, sólo estoy preocupado.
-Sé sincero, tampoco te apetece estar sólo porque echas de menos a cierta persona, ¿verdad?
-Josh...
-Sí, vale, es cierto.
-Lo sabía.
-Pero ella volverá, no como Niall.
-¡Serás malo! Volverá. Tengo una fe ciega en ello.
¡Niall! ¡Hablaba de él! Maldito irlandés y maldita la hora en la que le dije que entrara al Starbucks para buscarla. Maldito fuera todo, maldito yo mismo.
Les seguí hasta unos apartamentos no muy lejanos del centro, pero no les seguí cuando entraron.
Me limité a apoyarme en una farola, a esperar que salieran, sin importarme el tiempo que eso les llevara.
Comenzó a chispear y, minutos después, a llover.
Maldito tiempo, maldito todo, como ya dije.
¿Por qué todo estaba en mi contra?




Subimos a su apartamento, que compartía con sus padres, también cazadores, que, al igual que mi abuelo, pasaban la mayoría del tiempo fuera de casa y lejos de ella y de su hijo.
Estuve viendo la tele, tumbada en el salón, mientras él se duchaba.
Apagué la tele, con gesto aburrido y me levanté del sillón.
Nunca había sido una gran fan de ese cacharro.
Me dirigí hasta las ventanas del salón y aparté la cortina para mirar al exterior.
Estaba oscuro y llovía.
Puse mala cara.
-¡Josh, llueve!
-¡Aquí dentro también!-dijo desde el baño.
Supuse entonces que seguiría en la ducha.
Reí.
Me fijé entonces en una persona que estaba apoyada en una de las farolas de abajo.
Parecía un chico, demasiado joven para ser un hombre, demasiado mayor para ser un niño.
¿Qué haría un chico así bajo la lluvia, apoyado en una farola?
¿Cantar bajo la lluvia, como en esa película antigua?
Reí ante mi ocurrencia.
Entonces, el chico levantó la cabeza y, por un momento, nuestros ojos, a través de la cortina de agua que caía, conectaron.
Pude percibir en ellos un brillo fugaz, una especie de destello, que me permitió conocer el color de estos.
Verdes.
En ese instante, la idea de que conocía esos ojos creció en mi mente con rapidez. Bueno, no era una idea. Era una certeza.
¿No eran esos los ojos de mis sueños?
¿Y ese no era el chico de ayer del árbol, el que me perseguía?
Fui a gritar, para avisar a Josh y que me confirmara mis sospechas, ya que no estaba del todo segura y quizá me estuviera equivocando, cosa muy probable, cuando todo de repente se quedó a oscuras.
Grité, pero no para avisarle, sino del susto.
Miré hacia afuera.
La farola estaba apagada, al igual que las otras y el chico no estaba.
-¡Sel! ¿Estás bien?-dijo Josh, apareciendo con una toalla enroscada a la cintura y champoo sin aclarar en el pelo.
Le iluminé con el móvil.
-Sí, claro. Se ha ido la luz porque hay tormenta.
-¿Tu móvil tiene linterna? Déjamelo para que me acabe de duchar, que si no, no veré.
-Claro, toma.
Se lo di y se dirigió de nuevo al baño, con la promesa de que no tardaría mucho.
Quedándome de nuevo a oscuras en el salón, corrí hacia la ventana y miré fuera, hacia la farola.
Me decepcioné al ver que el chico no estaba.



Estaba totalmente convencido de que ella me había visto y que me había reconocido, también.
¿Me recordaría cuándo me viera? No, lo más probable.
La luz volvió al cabo de unos minutos, pero yo no volví a apoyarme en esa farola por precaución.
Ella se asomó un par de veces más a la ventana, supongo que buscándome, pero no me encontró.
Salieron pasado un rato, los dos bajo el mismo paraguas, lo que podría dar fuerza a mi anterior teoría de que estaban juntos, pero también podría estar equivocándome. Desde luego, equivocándome, me harían un gran favor.
Había tenido la esperanza de que ella volviera sola, pero fui un tonto si pensé eso. Estaba claro que Josh no iba a permitir eso, pero en algún momento tendría que tener un desliz, que aprovecharía con rapidez.
Les seguí, a sabiendas de que no sería esa noche la mía.
Y en efecto, supe que sería así cuando les vi entrar en casa.
Josh no se separaría esa noche de ella y y yo no tendría oportunidad.
Había vuelto a fallar y el tiempo corría en nuestra contra.
Volví con los chicos, a lo que podíamos llamar "casa", si es que yo podía llegar a llamar algún sitio como eso, pensando que no debía esperar más y que, si buscándola yo no obtenía resultados, ella quizá debiera buscarme a mí.



Corría de nuevo, perseguida por la terrible y fría voz que me llamaba, helándome hasta los huesos.
Estaba sola, exceptuando aquella voz, en medio del parque.
Los columpios, aunque no hacía viento, se movían, mezclando su desagradable y espeluznante chirrido con el tono mortífero de la voz que me perseguía.
-¡No! ¡No!-gritaba una y otra vez, tratando de alejarla de mí.
Y de nuevo aquellos ojos acudieron en mi ayuda. De nuevo aparecieron, con su característico color verde y su rostro oculto por las sombras, cuando caí de nuevo al suelo, cansada de tanto correr.
La voz me seguía llamando, pero mientras esos ojos me miraban, no temblé, ni tuve miedo. Al contrario, me sentí protegida y la voz era cada vez más y más lejana... Hasta que me llamó, con un grito, justo en el oído.
Grité y me desperté, para ver a Josh sentado en la esquina de mi cama, mirándome preocupado.
-Otra vez soñando.-adivinó.
Asentí con la cabeza.
-Es esa voz, lo que hace que mis sueños se conviertan en pesadillas. Quiere hacerme daño, lo sé. Tengo un mal presentimiento con respecto a esto.
-¿Y los ojos?
Suspiré, tratando de calmarme, pues aún tenía el miedo metido en el cuerpo y el último grito aterrador de la voz aún vibraba en mis oídos.
-Están de mi parte. Es... Otro presentimiento. Jamás han intentado hacerme daño. Al contrario.
-¿Y no sabes a quién pertenecen cada uno?
Negué con la cabeza fervientemente.
-No. Y me da mucha rabia, porque estoy casi convencida de que los conozco. A ambos. 



-Bueno Harry, pues si no vas tú, iré yo.
-No, Niall, de ninguna manera-dije, negándome.
-¿Pero por qué?
-Porque no.
-Esa no es una razón.
-Porque no quiero.
-Tampoco.
-Bueno, no quiero que lo hagas, ¿de acuerdo? Es peligroso. Ya de por sí lo es para mí y para los demás y no voy a arriesgarte.
-Harry tiene razón, Niall.-dijo Liam, siempre sensato.
Menos mal que le teníamos a él, sino el grupo se hubiera disuelto pronto.
-Puede que la tenga, pero, ¿por qué no vais vosotros, entonces? Es que no lo veo tan díficil. Es una simple humana.
-Como tú-le recordó Zayn.
-Que te calles. Sois cuatro. Vais, la cogéis y la traéis aquí. ¿Qué problema puede haber?
-Pues que no estamos seguros de si es cazadora, como su abuelo. Josh sí lo es, estoy seguro, pero no puedo poner la mano en el fuego por ella.
Miré a Louis.
-Lou, en ningún momento he dicho el nombre del chico. ¿Cómo lo sabes?
-Porque le conozco. O al menos, le conocía. Y a ella también.
-¿Y por qué no me lo has dich...?
-Harry, voy con vosotros, pero no podéis pretender saber todo sobre mí. Todos-dijo, mirándonos a cada uno de nosotros-Tenemos una vida anterior a esta, que hemos tenido que olvidar para abrazar esta. Yo nunca te he preguntando por tu pasado, no me preguntes tú por el mío.
Acto seguido, abandonó el salón y subió las escaleras, rumbo a la planta de arriba.
-¿Ves, Niall?-dijo Zayn-Es más difícil y delicado de lo que piensas.
Los cuatro suspiramos.
-Está bien, se acabó. Lo haré yo. Esta noche. Tengo un plan.-dije.



Jugueteaba con el móvil por el mostrador, esperando a que sonase, atendiendo a los clientes, a sabiendas de que no sonaría o, que si lo hacía, no sería para oír a quién deseaba hacerlo.
-¿Te has parado a pensar si el tal Niall ese no era parte de tus sueños?
Josh, como siempre, había adivinado en qué estaba pensando.
-Claro y, si era sueño, tú también lo soñaste, ¿no?
-Es posible.
-Pues no. No es un sueño.
-Pues entonces empieza a pensar que no está interesado en ti.
Sé que no lo dijo para molestarme, sino para que me diera cuenta de la realidad, pero igualmente me molestó.
-¿Y qué te hace pensar que yo estoy interesada en él, eh?
-¿Interesada en quién? ¿Qué nos hemos perdido?
Josh y yo nos giramos a la vez, al reconocer la voz de Cher y ahí vimos a nuestras dos amigas, de pie y mirándonos expectantes.
-¡Cher! ¡Cami!
-¡Qué no me llames Cami!
Nos saltamos el mostrador, dejando algo locos a los clientes que estábamos atendiendo y las abrazamos a las dos.
Hubo uno incluso, haciéndose el gracioso, que aplaudió, pero se quedó solo haciendo el ridículo y nadie le rió la gracia.
-Pero, ¿cuándo habéis llegado?-preguntó Josh.
-Pues ahora mismo.-dijo Cami.
-Sí, acabamos de llegar y lo primero, queríamos veros, así que hemos venido aquí derechas.
-Tenemos muchas cosas de que hablar-dije yo.
-Y que lo digas.
Miré el reloj.
-Pero a Josh y a mí aún nos queda un rato.
-Sin problemas.-dijo Cher.
-Sí, pedimos algo y os esperamos aquí.
Así lo hicimos y, cuando por fin nuestro turno se acabó, nos fuimos todos a un bar al que solíamos ir siempre cuando estábamos todos juntos en la ciudad.
-Bueno, empezad vosotras-dijo Josh.
-Pues... ¿Por dónde empezar?-dijo Cami.
-No hemos atrapado al vampiro-dijo Cher.
-¿Qué?-dijimos Josh y yo a la vez.
-Es cierto. Escapó y no volvimos a dar con él.
-Por lo que hemos vuelto. Era tontería pulular por ahí si él ya sabía que ibamos en su busca.-dijo Camin.
-Bueno... Por un lado me alegro, porque habéis vuelto antes, pero por otro...-dije.
Les conté lo de mis sueños, y le quitaron importancia.
-Josh, Sel lleva teniendo ese tipo de pesadillas toda la vida. Ahora que tiene más imaginación, sueña otro tipo de cosas.
-¿Qué quieres insinuar, Cami?
-¿Yo? Nada Sel, nada.
Reímos.
Finalmente, consiguieron convencer a Josh de que se estaba poniendo un poco paranoico y sobreprotector con todo esto.
-¿Y qué tal James, Cher?-pregunté.
-¡Pues no lo sé!-dijo, desesperándose-Se fue unos días antes que yo y no ha vuelto, aunque hemos hablado por teléfono. Le echo de menos.
-Yo echo de menos meterme con él. Es muy divertido.
Mi amiga me miró mal, aunque rió.
-Deberías dejar de llevarte mal con todos los chicos, Sel. Más que nada, porque un día necesitarás uno.
-Nooooooo.
-Y para uno con el que se lleva bien, no la llama...
-Eso ha sido un golpe muy bajo, Josh.
-Pero mucho. Terrible.
-Por gracioso, la ronda la pagas tú.-dije.
-Nooooooooooo.
Mis amigas estaban cansadas después de la caza frustrada y el viaje, así que nos fuimos pronto.
-Te acompaño-dijo Josh, muy dispuesto, cuando me dirigía rumbo a mi casa, por el lado contrario por el que ellos se iban.
-¡De eso ni hablar!-dijo Cher, cogiéndole de un brazo.-Tú dejas que Sel sea libre un poco, que no la has dejado en paz desde que nos fuimos y necesita respirar.
-Pero...
-¡Sin peros!-dijo Cami, agarrándole por el otro brazo.
Las dos empezaron a tirar de él y él se dejó arrastrar.
Riendo, me despedí y emprendí la vuelta a casa, pasando por el parque.
Quizá debí haber sugerido habernos ido antes, puesto que se había hecho de noche y me recordaba bastante a mi pesadilla.
Espera, ¿tenía miedo? Sí. Era algo vergonzoso, pero sentía miedo. 
Y bastante, además, porque tenía la extraña sensación de que no estaba sola.
Apreté el paso y agradecí a Dios cuando vi la puerta de salida del parque, con esas rejas suyas tan características que más que la entrada a un parque, parecía que daban la entrada a un cementerio.
Oí un crujido y algo se lanzó contra mí a mucha velocidad, tanta, que lo vi borroso, pero mis muy bien entrenados reflejos reaccionaron y me eché hacia atrás, evitándolo, pero tropecé y caí al suelo de culo.
Desde el suelo, sentada, examiné ese algo que me había atacado y ahogué un grito cuando le reconocí.
-¡Tú!-dije.
Era el chico del árbol, el de la farola.
Se agachó, con los brazos por delante, para cogerme, pero rodé y me incorporé rápidamente.
Le di una patada para alejarlo de mí y me sorprendí cuando le di y pareció que pateé una columna de piedra.
Vampiro.
No podía hacer nada contra él ya que no tenía ni mis armas ni nada y encima estaba completamente sola, pero no iba a morir sin luchar, así que le lancé mis mejores golpes, que evitaba con una rapidez envidiable y con una facilidad más aún.
Aunque le diera, sería inútil, como aquel que pega, iluso, a una pared, pero de ilusiones también se vive.
Le lancé una patada a la cara, pero él me sujetó el pie con ambos manos y lo matuvo sujeto, dejándome en tan incómoda situación.
-¿Me lo devuelves? Es mío.-le pedí.
Él bajó despació los brazos, bajándome lentamente la pierna para no hacerme daño, cosa que me sorprendió y después lo soltó, por lo que pude poner ambos pies en el suelo.
Me hubiera parado a extrañarme más de haberme encontrado con un vampiro obediente sino fuera porque, cuando se quitó el pie de la cara, mis ojos se habían encontrado con los suyos y algo dentro de mí golpeó con fuerza en mi pecho.
¡Esos ojos! ¡Esos ojos verdes! ¡Eran suyos!
¡Al fin les ponía cara! ¡Y era la cara de un vampiro!
¿Y por qué soñaba yo, desde pequeña, con los ojos de un vampiro? ¿Y por qué de este?
Ponerle rostro a los ojos verdes de mis sueños me dejó sin aliento y traté de recuperarlo.
-Tú...Tú...Tus ojos...
Él tomó aire, aunque no sé bien para qué, si no lo necesitaba.
La única viva allí, de momento, si no me mataba, era yo.
-No voy a hacerte daño.
La voz no la reconocí, ya que los ojos nunca antes me habían hablado, pero era lenta y ronca. No era la voz que me perseguía y me alegré por ello.
Parpadeé, incrédula.
-Llevo toda la vida tratando con vampiros como tú y jamás he visto a un pacifista. No esperes que me crea encontrar uno ahora.
-Sólo quiero hablar.
-¿Hablar? ¿Pero vosotros habláis? Creía que únicamente os dedicábais a matar personas. Aunque quizá a ti te guste mantener una conversación con tus presas antes de matarlas, no sé. No voy a quedarme a averiguarlo.
Avancé unos pasos y le bordeé, para pasar a su lado e irme a casa.
-Isn´t she lovely?
Me detuve bruscamente.
No. No podía ser.
Me giré, pero él ya no estaba.
-¿Hola? ¡¿Hola?! ¡¿Dónde estás?! ¡Vuelve, por favor! ¡Hablemos!
Por más que lo llamé, no volvió.
No reconocí antes su voz, pero esas tres palabras, cantadas, me habían abierto los ojos y refrescado la memoria.
Cuando la policía vino a casa, después de que alguien les llamara para decirle que mis padres habían muerto y me encontraron en la cuna, durmiendo, al despertar, yo no paraba de repetir, medio cantando, con la vocecilla de un bebé de unos dos años, esas tres palabras de esa la canción de los Beatles.
Y las cantaba porque alguien me la cantó a mí esa noche, lo sabía porque esa voz no me había abandonado nunca, sólo que se había perdido en algún lugar de mi cabeza.
Y,  al escucharla de nuevo, la había sacado a la luz.
Ese vampiro tenía algo que ver con la muerte de mis padres.
Y me conocía desde pequeña.



¡Ey, hola! ¿Qué tal va eso? ¿Os vais enterando de algo más? JAJAJAJA Tranquilas, que esto es un gran lío, pero se irá desvelando poco a poco. Para las que preguntáis, no, esto no está basado en Crepúsculo, no, jajaja. Vampiros tiene y quizá licántropos, pero no será como Crepúsculo. Que yo sepa, ahí no había cazadores. Bueno, sé que no subí desde hace tiempo, pero ahora he acabado los exámenes y me sobra el tiempo libre, así que subiré más a menudo (;
Besos, Youngers.
@Cris_Jbieber




No hay comentarios:

Publicar un comentario